Publicado en El Periódico de Catalunya, 1995-VIII-12
Las medidas de protección a la infancia suelen poner de manifiesto el grado de hipocresía de una sociedad adulta que, en lugar de intentar resolver los problemas que le afectan, los disfraza de apariencias respetables para eludir el juicio implacable de quienes todavía no han aprendido a doblegarse a sus convencionalismos.
La marginación de las pantallas de televisión de la exitosa serie de dibujos animados que emite la televisión catalana Bola de Drac es uno de los ejemplos recientes. Las manifestaciones de violencia y crueldad humana de esta serie japonesa no pueden compararse con las que nos ofrecen los programas informativos, ya se trate de la conmemoración de hitos históricos en el perfeccionamiento del armamento bélico, de cualquiera de las guerras de las que los principales beneficiarios son los que comercian con ellas, de los actos de terrorismo protagonizados desde cualquier bando, de la expoliación de los recursos que sufre la mayoría de la humanidad... Allí son pura fantasía. En éstos, se pone el dedo en las llagas reales que nos afectan.
¿Son éstos ejemplos de conducta más edificantes que los de los dibujos animados?
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