De "la historia" y otras historias

Publicado en El Periódico de Catalunya, 1992-X-27

        La historia académica suscita hoy tan poco entusiasmo entre las generaciones más y menos jóvenes porque no es capaz de proporcionar pistas que nos ayuden a comprender el mundo en que vivimos.

        Hace unos días, el diario que más presume de objetividad en este país, ha hecho repiquetear sus titulares para denunciar que la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona ha suprimido la Historia de España de su nuevo plan de estudios; y ha apuntalado esta información con un editorial en el que se utiliza este asunto como pretexto para azuzar los resentimientos nacionalistas españoles y catalanes. Frente a actitudes como ésta, que no calibran las repercusiones de alimentar los resquemores patrióticos - al fin y al cabo, todos los patriotismos se afirman negando al "otro" -, conviene matizar algunos aspectos. Porque detrás de la información  interesada de unos historiadores se esconde el miedo a ver reducido su espacio vital no ya en esta facultad, sino en la suya propia, cuyas aulas se llenan mayoritariamente de estudiantes forzados por la selectividad. Y el problema de fondo de este malestar se deriva de que la historia que explican ya no nos ayuda a comprender el mundo, tal como propugnaban a finales de los sesenta el profesor Joan Reglà y otros discípulos de Vicens Vives.

        Aclaremos primero que el plan de estudios en cuestión es el resultado de un largo periodo de debate en el que hemos podido participar todas las personas implicadas (incluidos los que ahora se quejan), y que se ha ajustado a todas las exigencias previstas por la ley y sancionadas por las autoridades competentes de Madrid y de Barcelona.

        Y, en segundo lugar, que la información proporcionada por los profesores de historia y amplificada por el periodista no es exacta. En el nuevo plan de estudios no aparecen sólo dos asignaturas de historia, como se afirma. Junto a la Historia del mundo actual y la Historia de Cataluña del siglo XX, existen otras relacionadas con los estudios específicos que se imparten en el centro: Historia de la Comunicación, Historia de los medios de comunicación, Historia de la publicidad y las relaciones públicas, Arte del siglo XX, Historia de las ideas estéticas, Historia del cine, Historia de la radio y la televisión, Historia del Periodismo y Teoría e Historia del diseño. Además, los estudiantes podrán completar su conocimiento del mundo contemporáneo gracias a otras asignaturas - Estructura social, Movimientos estéticos modernos y publicidad, Instituciones políticas contemporáneas, Relaciones internacionales... - que no restringen su atención al más inmediato presente.

        ¿Por qué, pues, se afirma que sólo aparecen dos asignaturas de historia? Sencillamente, porque la historia que imparten los profesores vinculados a los Departamentos universitarios del mismo nombre es considerada como "la Historia", como si proporcionase la visión más global, lo que implica menospreciar aquellas otras materias que desde esta óptica académica aparecen como particulares.

        Sin embargo, a poco que pensemos en la historia contemporánea que hemos estudiado en las escuelas, los institutos y la universidad, o si leemos libros m s o menos especializados, podemos notar las escasas o nulas referencias que en ellos se hace a la prensa, la radio, el cine, las grabaciones musicales, la televisión, las agencias de prensa, la publicidad comercial, los satélites de comunicación... Es decir, que esta historia que se autoproclama "la Historia" está explicando los cambios que se han producido a lo largo del siglo XX que ya concluye sin tener en cuenta la progresiva implantación de los medios de comunicación de masas, ese fenómeno tan omnipresente en nuestra vida y que se puede considerar como el sistema neurálgico que ha vertebrado las transformaciones sociales contemporáneas, tanto desde el punto de vista militar como financiero, político, tecnológico, institucional y simbólico.

        Este y otros olvidos delatan a unos profesionales que, atrapados en unos esquemas mentales decimonónicos que les llevan a restringir su mirada a los personajes que ocupan las cúspides de las instituciones políticas y económicas, parecen incapaces de atender a los nuevos fenómenos que se generan a su alrededor; unos fenómenos que han afectado tanto a los espacios domésticos como a los nuevos foros públicos y a las dimensiones que ha alcanzado esa red informativa que entreteje hoy la aldea planetaria. Y por esta razón la historia académica suscita tan poco entusiasmo entre las generaciones más y menos jóvenes, porque no es capaz de proporcionar pistas que nos ayuden a comprender los cambios que acontecen a nuestro alrededor, a reconocer el mundo en que vivimos. Es cierto que esta insatisfacción está favoreciendo la revisión y apertura de estos esquemas. Pero esta actitud crítica, que requiere unos buenos ejercicios de autocrítica de los propios hábitos de pensamiento aprendidos, se da más entre los profesores de historia de enseñanzas primarias y secundarias que entre los que engrosan los departamentos universitarios, quizás porque éstos, atrapados tras los muros de las especialidades y las escuelas, no logran enfrentarse con las falacias de fondo que vician su visión (ya lo dijo Braudel: "Las estructuras mentales constituyen prisiones de larga duración").

        La campaña promovida estos días es una muestra de cómo algunos historiadores, en lugar de responder al reto de adecuar la explicación de la historia a las exigencias del mundo en que vivimos, disfrazan su incapacidad de argumentos científicos y políticos.

Comments

Post new comment

The content of this field is kept private and will not be shown publicly.
  • Web page addresses and e-mail addresses turn into links automatically.
  • Lines and paragraphs break automatically.

More information about formatting options

CAPTCHA
This question is for testing whether you are a human visitor and to prevent automated spam submissions.
Image CAPTCHA
Enter the characters shown in the image.