El grupo LA MAR (Lucha Antiautoritaria de Mujeres Antipatriarcales Revolucionarias), surgió a raíz de una escisión en el Colectivo Feminista después de las Jornades Catalanes de la Dona.
En principio escogimos estas siglas porque más o menos resumían unos puntos de afinidad mínimos entre las mujeres que formábamos entonces el grupo, sin embargo queremos olvidarnos un poco de las siglas y que nuestro nombre quiera decir simple mente La MAR: fuente de vida y naturaleza.
Somos un grupo de mujeres que nos hemos planteado seria mente el problema de nuestra liberación y que vamos trabajando y luchando todas juntas, no sólo a nivel ideológico, sino también en nuestra práctica de cada día, en la familia, en el trabajo, en la calle... Creemos que el hecho de delatar y denunciar en cada momento nuestra opresión es ya una lucha revolucionaria.
Como grupo, hemos decidido partir de nosotras mismas y poner en cuestión todo lo que se ha hecho al margen de las mujeres. En la medida en que vamos avanzando, nuestra teoría va cambiando, es por eso que no tenemos un programa definido, ni hemos elaborado una teoría completa, sobre la práctica y estrategia a seguir para una revolución feminista. Vamos trabajando y dando una respuesta a todo lo que como mujeres nos discrimina en cada situación concreta. Partimos pues de la base de la continua revisión de lo que escribimos y decimos. Queremos ir haciendo continuamente una teoría de la práctica y no al revés. Es por esto, porque partimos de nuestra conciencia como mujeres y de nosotras mismas por lo que actualmente nos estamos cuestionando incluso el marxismo como método de análisis y buscamos en la Auto-Conciencia de cada mujer una puesta en común por parte del grupo. Consideramos el marxismo como un método que parcela de hecho la realidad, al no analizar ni tener en cuenta la opresión de la mujer por el hombre.
Nos llamamos antipatriarcales porque en el patriarcado es donde se han dado las condiciones objetivas de la explotación de la mujer: a través de la función biológica que ésta cumple, se ha realizado una división del trabajo según el sexo, que hace de la mujer un ser dominado desde que nace, todo hombre tendrá derechos de propiedad sobre ella: padre, hermano, marido...
Nuestra lucha es por tanto una lucha directa contra el sistema patriarcal, que mantiene y perpetúa nuestra explotación como mujeres, independientemente del modo de producción dominante que se dé en cada momento histórico concreto, que a través de su aparato ideológico mantenido por los hombres que tienen el poder y reproducido por los de todas las clases sociales, mantiene y perpetúa la situación de la mujer.
Entendemos el Feminismo como una actitud crítica frente a la sociedad, creemos que éste en sí mismo ya plantea una revolución total, a todos los niveles: económico, político, cultural, etc., que implica el destruir desde ahora todas las relaciones de dominio, de poder y de propiedad existente y establecer nuevas fórmulas de convivencia y solidaridad entre las mujeres, eliminar todo aquello que los hombres han fomentado para mantenerse en su poder dominador: la competitividad, la agresión... la cultura machista en definitiva.
El antiautoritarismo lo entendemos como una forma de organización sin dirección ni centralismos, funcionando por pequeños grupos de mujeres coordinados, donde cada una desarrolla su potencial y su autonomía.
Nuestra propia organización y nuestra lucha serán nuestro poder y nuestras fuerzas. No queremos dirigir ni ser «la vanguardia» de la lucha, pensamos que todas somos capaces de hacerlo si nos unimos contra nuestra explotación. El impulsar una con ciencia crítica y revolucionaria en cada mujer, es nuestro objetivo fundamental, el que cada mujer utilice al máximo su potencial crítico y creativo.
La lucha antiautoritaria está íntimamente ligada con:
1) La búsqueda de nuestra identidad y nuestra cultura; hasta ahora las feministas hemos formado exclusivamente a teóricos crea dores de la cultura patriarcal. En consecuencia, para la elaboración de una nueva cultura tenemos que partir de la búsqueda y recopilación de los restos de ella, escondida y negada por los hombres.
2) Con la lucha contra la familia como institución y lugar de explotación patriarcal donde la mujer ha de ser propiedad del marido, para garantizar la de los hijos. Dándose la paradoja de que el hombre es el propietario cuando ella es la que los pare.
3) Con el control directo de la reproducción a cargo de las mujeres, fundamentalmente porque eliminan la explotación de la mujer en la familia. No estamos por la integración en el actual poder patriarcal y capitalista. En nuestro enfrentamiento diario contra este sistema iremos desarrollando nuestros propios grupos y organismos, para destruir desde fuera el actual sistema: no queremos concesiones ni integración. Pensamos que cualquier mujer que individualmente accede al poder masculino es un intento de éste de utilizarla haciéndonos creer que defienden nuestros intereses, cuando el poder y el control lo siguen teniendo ellos.
La lucha de la mujer debe ser autónoma de hombres y partidos políticos, ya que los hombres como opresores y por tanto con intereses antagónicos, nunca pueden asumir ni defender los intereses de las mujeres y somos nosotras las que hemos de elaborar nuestra ideología y métodos de lucha propios independientes de los hombres.
Dado que ningún partido político ni de derechas ni de izquierdas tiene en cuenta la contradicción hombre-mujer (por ejemplo los de izquierda son defensores únicamente de las clases más oprimidas entre los hombres), ni se plantean teórica ni práctica mente una lucha en contra del sistema patriarcal -del que ellos mismos son defensores y ostentadores de los privilegios que en él tienen-, nuestras alianzas con estos partidos se harían en el momento que ellos se comprometieran en una lucha antipatriarcal.
Mientras tanto las alianzas se establecen únicamente con otros grupos de mujeres de cara a campañas que estamos de acuerdo n impulsar.
Estos son los puntos ideológicos mínimos sobre los que estamos trabajando, que son absolutamente revisables y susceptibles de modificación en la medida en que nuestra práctica nos haga cambiar.
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