Publicado en El Periódico de Catalunya, 1992-III-20
La reforma del sistema educativo está provocando un profundo malestar no sólo por los esfuerzos de adaptación que exige sino, además, por la incertidumbre sobre cómo se va a aplicar. Tras la reorganización de las enseñanzas primaria y medias en tres nuevos ciclos, se sabe que la Enseñanza Primaria se realizará hasta los 12 años, que de los 12 a los 16 se estudiará Enseñanza Secundaria Obligatoria (es decir, ESO), y que a partir de los 16 se elegirá entre Bachillerato Secundario Postobligatorio, hasta los 18 años, o Formación Profesional. Pero a estas alturas, todavía no está claro en qué centros se impartirá qué el próximo curso, de modo que las criaturas no saben qué será de ellas después del verano, las madres y los padres ignoramos si hemos de buscar otro colegio, y ni siquiera el profesorado está seguro de lo que tendrá que enseñar.
Esta preocupación ha llegado al paroxismo a raíz de que las autoridades competentes ofrecieran al profesorado de los actuales Institutos de Enseñanza Media, con más de ocho años de titularidad, la posibilidad de "adquirir la condición de catedrático", por lo que, hasta hace unos días, han estado atareados en acumular el máximo de certificados que les permitiera sumar el mayor número de puntos, de acuerdo con unos varemos discutibles. Porque sospechan que sólo quienes adquieran esa "condición" continuarán impartiendo Bachillerato, y que al resto los convertirán en profesores de ESO.