Ponència presentada al IV Encuentro de la Asociación de Historiadores de la Comunicación sobre La comunicación social durante el franquismo, celebrat a la Universidad de Málaga.
PARADIGMAS Y CRITERIOS PARA LA PERIODIZACIÓN
DE LA HISTORIA DE LA COMUNICACIÓN:
DINÁMICA EXPANSIVA
Y REPRODUCCIÓN GENERACIONAL DE LA VIDA SOCIAL
Dra. Amparo Moreno Sardà
Catedrática de Historia de la Comunicación de la
Universidad Autónoma de Barcelona
IV Encuentro de la Asociación de Historiadores de la Comunicación
Málaga, del 12 al 14 de abril de 2000
1. Restricciones que impone la periodización convencional al conocimiento de la Historia de la Comunicación.
Si algún diagnóstico podemos hacer sobre los medios de comunicación sin temor a equivocarnos, es su constante transformación. Aún no hemos entrado en contacto con la última innovación, nos enteramos de que ha aparecido otra que la modifica y que nos hace pensar que aquella ya es historia. Y esta sensación se acentúa cuando pensamos en los medios de comunicación que formaron parte de nuestra infancia, nuestra adolescencia o, sin ir tan lejos, si recordamos lo que explicábamos en clase sobre la situación actual de los medios de comunicación, los primeros años de existencia de nuestras Facultades, hace poco más de dos décadas.
Esta incesante transformación de los medios de comunicación exige estudiarlos desde una perspectiva histórica que, lejos de perderse en el pasado, esté muy atenta a estos cambios incesantes, so pena de que nuestros análisis se queden pronto tan obsoletos como la tecnología.
Sin embargo, este enfoque histórico sensible al presente es poco frecuente (ver Esquema): buena parte de los trabajos sobre los medios de comunicación que se elaboran desde la Sociología, la Economía o la Ciencia Política, los consideran exclusivamente como tecnologías e instituciones dotados de una lógica propia (Pieza 1); otras investigaciones, desde la Lingüística y la Semiótica, se centran en sus contenidos o repertorios simbólicos (Pieza 2). Aquellos no suelen plantearse que el alcance de las redes tecnológicas e institucionales pone de manifiesto transformaciones sociales que impulsan la ampliación del mundo por el que se extienden (Pieza 3). Estos otros, pocas veces tienen en cuenta que el repertorio simbólico que reproducen y transmiten los medios expresa, también, que esas transformaciones repercuten en la ampliación del universo cognitivo (Pieza 4). Además, en raras ocasiones se tienen en cuenta las relaciones entre estas piezas, a pesar de que no resulta dificil advertir que la extensión de las redes de comunicación permite incrementar el mundo ocupado y requiere ampliar también el repertorio simbólico para registrar y conservar la memoria de un universo cognitivo también más vasto.
Se incurre así, en visiones parciales y estáticas, que consideramos ahistóricas porque, además, suelen olvidar que todos estos cambios tecnológicos, institucionales y simbólicos se derivan de y repercuten en las relaciones sociales (Pieza 5), como si la tecnología, las instituciones, la cultura... no fueran obra de los seres humanos, fruto de determinadas aspiraciones, propósitos, decisiones y actividades humanas. Visiones que incurren en perspectivas tecnolátricas e idealistas, en las que las tecnologías, o las representaciones simbólicas, aparecen como sujetos agentes de la historia, al margen de las decisiones humanas o, en todo caso, fruto de las decisiones de unos pocos seres humanos que detentan el poder.
Corresponde a la Historia de la Comunicación hacer aportaciones para corregir y enriquecer estas visiones ahistóricas y restablecer a los seres humanos en el centro de la explicación Pero para ello, hay que revisar la propia explicación de la Historia, responsable en buena medida de esos lastres tecnolátricos e idealistas que también le aquejan.
Así, uno de los recursos habituales para explicar la historia de los medios de comunicación es elaborar una ordenación cronológica de los cambios técnicos y de los pasos que se han dado en su implantación oficial, cronología que a veces se complementa con algunos hitos de la vida política y la situación jurídica.
Ciertamente, la cronología proporciona datos de interés, pero la explicación histórica no puede reducirse a una ordenación cronológica de datos que, además, hay que utilizar con cuidado, sabiendo que se refiere a la introducción de los medios de comunicación en determinados grupos y no en todo el colectivo, y que existe una mayor o menor distancia entre las fechas que se reseñan y la implantación de los medios en las prácticas cotidianas de la población, distancia que pone de manifiesto las distintas condiciones sociales y ritmos de vinculación de mujeres y hombres de los diversos grupos con las redes de comunicación propias del ejercicio del poder.
Esta visión reduccionista se sazona, en ocasiones, con referencias al contexto histórico. El problema es que la noción de contexto histórico que se utiliza, lejos de abarcar el conjunto diverso de relaciones sociales que articulan los medios de comunicación, se suele restringir a ciertos acontecimientos públicos vinculados con las actuaciones de los varones adultos que ejercen el poder en los escenarios públicos, políticos o económicos y, por tanto, no permite dar cuenta de las transformaciones que se han operado a lo largo del siglo XX, en los ámbitos privados y los espacios domésticos, en los que precisamente se han introducido los medios de comunicación de masas y los bienes de consumo que en ellos se publicitan.
Este enfoque preferente a esta parte minoritaria de la población y de la vida social, responde al orden androcéntrico del discurso académico[1] (ver Esquema), favorece que se ensalcen los instrumentos tecnológicos y simbólicos que se han construído históricamente para el ejercicio del poder y, por tanto, alimenta estas visiones tecnolátricas e idealistas que acaban por invisibilizar a la mayoría de los seres humanos como sujetos agentes y responsables de la Historia[2].
Ahora bien, si nos proponemos explicar la implantación de unas redes y unos medios tecnológicos e institucionales cada día más extensos y complejos y con mayor capacidad para intervenir en las múltiples, diversas y cambiantes relaciones sociales, y comprender cómo se han insertado y qué papel desempeñan en las prácticas cotidianas y en las formas de conocimiento de las personas, es imprescindible ampliar el enfoque al conjunto de la población y a las condiciones sociales en que se producen estas prácticas, no sólo en el ámbito público sino también en el privado y hasta en la intimidad.
En consecuencia, la Historia de la Comunicación no puede reducir la atención a la dimensión tecnológica, ni al carácter institucional y público de los medios, o a su utilización por parte de los grupos vinculados al poder. Ha de abarcar al conjunto de la población y las diversas relaciones sociales, indagar cómo se han introducido los distintos medios de comunicación en las prácticas cotidianas de la gente, y situar los usos y formas de producción de los medios en el marco del conjunto de relaciones sociales, públicas, privadas y marginales, en los espacios centrales y periféricos, teniendo en cuenta las repercusiones contradictorias que genera la dinámica expansiva que se pone de manifiesto en la constante innovación de las tecnologías de la comunicación.
En definitiva, ha de adoptar un enfoque abierto, global y dinámico, que sitúe las relaciones sociales en el centro de la explicación de las restantes transformaciones que los medios de comunicación ponen de manifiesto (ver Esquema). Un enfoque que permita comprender en qué medida las múltiples, diversas y cambiantes relaciones entre las personas, derivadas de la dinámica expansiva asumida personal y colectivamente, repercuten en y son la expresión de la ampliación del mundo ocupado y, en consecuencia, del incremento del universo cognitivo que se traduce hoy en las tecnologías, las instituciones y los repertorios simbólicos característicos de la llamada sociedad de la información.
Además, este enfoque ha de permitir enriquecer la ordenación cronológica lineal, propia de la racionalidad pública, teleológica, que valora las formas sociales según se aproximan a los modelos definidos como superiores que se proyectan como futuros a los que aspirar, con otras cronologías, otras temporalidades correspondientes a otros ritmos más acordes con los cuerpos, los sentimientos y las sensibilidades, que entretejen las memorias colectivas y personales, y en las que los cambios que afectan a algunas formas de vida coexisten con las permanencias, y las transformaciones se enmarcan en continuidades de larga, media y corta duración de que habló Fernand Braudel[3].
Esto implica tomar en consideración datos que suelen menospreciarse desde la perspectiva androcéntrica y logocéntrica, pero que son fundamentales para comprender la relación entre las condiciones de vida, las expectativas, aspiraciones y sueños y las decisiones de mujeres y hombres de los distintos grupos, y así, las transformaciones de las relaciones sociales con la organización de las memorias colectivas y personales que expresan los medios de comunicación.
De este modo, la noción de contexto histórico se amplía hasta alcanzar las historias personales: seguir los rastros de los itinerarios recorridos por las distintas mujeres y hombres en los diferentes espacios geográficos y sociales, permite obtener una visión ya no sólo institucional y pública, sino también relacionada con la vida cotidiana y los sueños de mujeres y hombres de diversas edades y condiciones que componen los distintos grupos sociales, y facilita percibir las variadas formas y grados de vinculación de cada persona con las redes de relaciones personales que se extienden entre las instancias de poder y los márgenes.
Estas reflexiones me han conducido a formular dos paradigmas para orientar el estudio histórico de la implantación de los medios de comunicación de masas y la sociedad de la información, de los que se derivan los criterios básicos para la periodización de la Historia de la Comunicación.
2. Paradigmas de la Historia de la Comunicación:
No me detendré aquí en explicar estos paradigmas, porque lo he hecho ya extensamente en varios de los Qaderns D'Història de la Comunicació que he elaborado a lo largo de los años como materiales didácticos para mis clases[4], en artículos especializados[5] y en la obra que es un compendio de los planteamientos teóricos que orientan mi propuesta de Historia de la Comunicación, Pensar la historia a ras de piel[6]. Pueden verse enunciados en el Esquema adjunto de forma concisa.
El primer paradigma se deriva de la crítica al orden androcéntrico del discurso académico. Frente a unas explicaciones que restringen la atención a los varones adultos de las clases y los colectivos dominantes, a los que atribuyen el papel de protagonistas y agentes de la historia y que conceptualizan como lo humano natural y superior sus actuaciones públicas orientadas al dominio expansivo y su sistema de valores, a base de menospreciar y silenciar las aportaciones de otras y otros mujeres y hombres, en este primer paradigma partimos de la base de que todos los seres humanos participamos de alguna manera y somos responsables del funcionamiento de la sociedad, y que los propósitos de expansión territorial asumidos personal y colectivamente repercuten en la organización interna del grupo e impulsan la construcción de instrumentos simbólicos, institucionales y tecnológicos orientados a llevar a cabo y perpetuar dicha expansión.
En consecuencia, se considera que la transformación de las relaciones sociales internas, privadas y públicas, guarda relación con las dimensiones y las formas que ha alcanzado, a lo largo de los tiempos, la expansión territorial, la implantación y extensión del dominio sobre otros colectivos humanos, y en este marco se examina el desarrollo de las redes y medios de comunicación que ponen de manifiesto esa voluntad de dominio expansivo que la Cultura Occidental ha potenciado especialmente.
De este modo, en lugar de debatirnos entre visiones tecnolátricas encerradas entre la alabanza y el rechazo, pero siempre reverenciales con los instrumentos propios de estos propósitos de dominio, podemos comprender el papel contradictorio de las tecnologías de la comunicación que, aunque desarrolladas para ocupar y dominar espacios cada vez mayores y más distantes en tiempos más reducidos, favorecen también nuevas relaciones sociales entre más y más grupos y obligan, así, a nuevas formas de convivencia.
Ciertamente, un análisis histórico que tome en consideración este propósito de dominio expansivo, inscrito en la memoria profunda de nuestra cultura judeo cristiana (recordemos el mandato bíblico creced y multiplicaos y dominad el mundo), y las dinámicas contradictorias internas / externas que ha generado a lo largo de los tiempos, permite advertir notables diferencias entre aquellas sociedades que no se han expansionado, y las que se han expansionado en distintos grados, en el interior de los continentes, más allá de los ríos, más allá de los mares próximos, más allá de los océanos y por otros continentes, y las sociedades contemporáneas enfrentadas, a lo largo del siglo XX, por el dominio de la Tierra desde el espacio (ver Esquemas). Diferencias que se manifiestan en los medios simbólicos, institucionales y tecnológicos de que se han dotado para articular las redes de comunicación internamente, y que evidencian las distintas dimensiones y formas que han adoptado las redes que han extendido hacia los otros colectivos, así como las tensiones y acuerdos entre los distintos nudos de la red, centrales y periféricos.
En el segundo paradigma se parte de una noción unitaria del ser humano como ser dotado de una capacidad de comunicación consigo mismo y con otros seres con los que convive, que está en la base del conocimiento, el comportamiento y las relaciones humanas; se considera la vida social humana como actividad comunicativa de carácter histórico, esto es, diversa según la historia de las distintas sociedades, y cambiante de acuerdo con los procesos de aprendizaje y socialización de los miembros de las distintas generaciones; y se propone comprender el papel de las instituciones y medios de acopio y representación simbólica de la realidad en las formas de comunicación, conocimiento y transmisión de la memoria colectiva, sincrónica y diacrónicamente, entre quienes coexisten en una misma época y en el proceso de reproducción generacional de la vida social.
En consecuencia, se considera la dinámica social como producto de la asimilación o no asimilación personal de una memoria colectiva que se conserva, en primer lugar, en el propio ecosistema, tal como ha sido construído a lo largo de los tiempos, y además, en los sistemas mnemotécnicos icónicos, musicales, verbales, numéricos y escritos, elaborados para preservar esa memoria más allá del recambio de las generaciones.
3. Criterios básicos para la periodización de la Historia de la Comunicación
Frente al reduccionismo y la linealidad a que conduce la cronología histórica habitual, estos paradigmas proporcionan criterios básicos para nuevas formas de periodización de la Historia de la Comunicación.
En primer lugar, examinar las repercusiones de la expansión territorial en las transformaciones históricas de las relaciones sociales, permite distinguir distintos periodos según las dimensiones y formas que ha alcanzado la expansión territorial, y que se ponen de manifiesto claramente en las redes y medios de comunicación que las articulan, los universos cognitivos, los repertorios simbólicos y las matrices de pensamiento que estructuran las memorias colectivas y personales.
Además, considerar el papel de la transmisión diacrónica de la información en la perpetuación de la dinámica expansiva, permite comprender el papel de las instituciones y medios de comunicación en las pervivencias y los cambios sociales, en el proceso de reproducción generacional de la vida social
De estos criterios se derivan sistemas de periodización comunes a distintas sociedades y a la vez abiertos a los rasgos y los ritmos particulares de cada una de ellas, que sirven de base a la propuesta didáctica que expondremos finalmente.
3.1. Tres grandes periodos en la Historia de la Comunicación según las dimensiones y formas de la expansión territorial:
Si, de acuerdo con el primer paradigma, tenemos en cuenta las dimensiones que ha alcanzado la expansión territorial, las formas que ha adoptado y sus repercusiones en la transformación de las relaciones sociales y, por tanto, en la construcción de las redes y medios de comunicación institucionales y tecnológicas que las articulan, podemos distinguir tres grandes periodos en la Historia de la Comunicación:
Ciertamente, no todos los colectivos humanos han promovido estas formas de expansión. Por tanto, la posición de los distintos colectivos en relación con las redes de comunicación que los vinculan a otros, y las distintas formas de organización social interna y externa, dependerá de las opciones que sus miembros hayan realizado, sea por decisión propia, o porque se han visto obligados, por la acción de los que se han expansionado, a conectarse y entretejer tramas más amplias.
Además, el mayor alcance de la expansión territorial y de las redes de comunicación que se han construido para ello, implica una ampliación también de las dimensiones del universo cognitivo compartido, de una forma u otra, por los miembros de las sociedades que integran las tramas históricas y, en consecuencia, un incremento de los repertorios simbólicos necesarios para operar con ese universo cognitivo, y una transformación de las matrices de pensamiento que estructuran las memorias colectivas y personales, hasta que al llegar a determinadas dimensiones, se han tenido que realizar procesos de economía simbólica.
De ahí que podamos identificar en cada uno de estos periodos, distintos repertorios simbólicos y matrices de pensamieto (Esquema 7):
Dos son, por tanto, las matrices de pensamiento que fueron elaboradas por los miembros de las generaciones que nos precedieron, desde el principio de los tiempos, a medida que se expansionaron más allá del espacio y con el objetivo de pervivir también más allá del tiempo, y que a lo largo de siglo XX han sido redefinidas por los medios de comunicación de masas convencionales, analógicos, y en la actualidad, con mayor precisión, mediante la digitalización.
La primera, predominantemente rítmica e icónica, corresponde a la matriz de carácter mítico-religiosa, simbólico-dramática, y ha sido desarrollada por sociedades que han extendido sus redes de relaciones sociales fundamentalmente por espacios continentales, más allá de los ríos.
En aquellos colectivos que se adentraron por los mares, más allá de las costas, y especialmente en aquellos que se aventuraron más allá de los océanos, hasta alcanzar otros continentes, hasta culminar, a lo largo del siglo XIX, la conquista de la Tierra, esta matriz fue redefinida por otra, de carácter racional iluminista, capaz de registrar una mayor cantidad y diversidad de datos gracias especialmente a un repertorio simbólico muy económico, a la escritura alfabética y a la multiplicación de copias y la estandarización de conocimientos que favorece la imprenta.
Una y otra matrices han sido redefinidas, a lo largo del siglo XX, en aquellas sociedades que han extendido sus redes de relaciones sociales por todo el planeta, con el propósito de dominar la Tierra desde el espacio, para registrar unos universos cognitivos mucho más vastos y complejos y de forma más minuciosa.
Gracias a estos repertorios simbólicos, la memoria colectiva se ha transmitido no sólo en cada sociedad, sincrónicamente, sino también a lo largo de los tiempos, en el proceso de reproducción generacional de la vida social, diacrónicamente. De modo que podemos comprender las transformaciones sociales, especialmente las que se han producido en nuestras sociedades contemporáneas, en relación con los distintos grados de asimilación o no asimilación de las matrices de pensamiento y los repertorios simbólicos que conservan la memoria colectiva.
3.2. Permanencias y cambios en el proceso de reproducción generacional de la vida social
Mientras el primer paradigma nos proporciona criterios para distinguir tres grandes periodos en la Historia de la Comunicación, el segundo paradigma nos permite adentrarnos en periodos históricos más reducidos, en los que podemos analizar ya las repercusiones, en las actuaciones personales y en las transformaciones sociales colectivas, de la asimilación o no asimilación personal de una memoria colectiva impregnada por propósitos de dominio expansivo.
Desde esta perspectiva, podemos distinguir tres fases en el proceso de socialización y la estructuración de la memoria personal, en la asimilación o no asimilación personal de la memoria colectiva: la infancia, marcada por las condiciones de vida con que se encuentran las criaturas al nacer; el proceso de aprendizaje consciente del comportamiento adulto o adolescencia, en la que se plantean las expectativas de vida posibles o imposibles; y la vida adulta en la que se adoptan decisiones que marcan mayores o menores diferencias con las condiciones en que se nació, a la vez que definen las condiciones en las que nace la siguiente generación.
El contraste entre estos tres momentos tiene que ver con las distintas situaciones en que se vive en una y otra fase a nivel personal, y con los cambios que se producen en las formas de vida colectivas, según los distintos grupos sociales de que se forma parte. Ciertamente, la mayor o menor asimilación personal de las matrices de pensamiento que se han construído históricamente, como sustratos de la memoria colectiva, depende de los procesos de aprendizaje propios de la distinta ubicación social y las diferentes condiciones sociales y expectativas.
1. Condiciones de vida:
Las condiciones con que se encuentran al nacer los miembros de las distintas generaciones, definen las posibilidades de supervivencia y las primeras expectativas posibles o imposibles de cada persona desde que nace.
El análisis de estas condiciones de vida ha de situarse, en primer lugar, en el marco de la familia de origen y de la posición social de esta familia en una localidad y región determinada. La localización y las características de la vivienda (propiedad, alquiler, dimensiones, distribución y uso del espacio...) y de la familia (número de miembros y relaciones entre sí), así como las relaciones que el núcleo familiar establece con otros grupos, han de relacionarse con los datos demográficos y sociales del mismo periodo: porcentaje de población rural o urbana, distribución de la población activa por sectores productivos y según niveles económicos... Condiciones que se inscriben en los sustratos más profundos de la memoria personal: en la memoria afectiva primaria.
Los datos sobre las condiciones de vida en que nacieron y vivieron su primera infancia los miembros de una familia concreta permiten ilustrar la situación social de una época mediante ejemplos vivos, a la vez que datos demográficos y sociales referidos al colectivo social del que forman parte arrojan luz sobre las historias personales. La vinculación de las familias de orígen con las distintas redes de comunicación clarifican también su ubicación social.
2. Expectativas, aspiraciones y sueños posibles o no:
Las expectativas, aspiraciones y sueños se insertan en los sustratos profundos de la memoria afectiva primaria, pero enlazan con el sustrato más consciente de la racionalidad, a medida que se aprende a argumentar las posibilidades o dificultades que ofrece la sociedad para poder dar cumplimiento o no a esas expectativas, aspiraciones y sueños.
Según las distintas condiciones de vida, las personas se encuentran, desde su nacimiento, insertas en unas redes de relaciones sociales que les proporcionan unas u otras expectativas y sueños más o menos realizables. La utilización de estas posibilidades para iniciar la andadura y orientar la propia vida dependen del ambiente o ecosistema en que se desenvuelve y por tanto de esas redes religiosas, educativas, políticas, económicas con las que se vincula cada persona a partir de la familia de orígen.
La escuela y hoy especialmente los medios de comunicación de masas desempeñan un papel decisivo en la creación de expectativas (posibilidades de desplazamientos geográficos y en el estatus social), así como en suministrar fórmulas de comportamiento para hacerlas realidad, interrelacionando los sueños y aspiraciones personales con las posibilidades colectivas. De ahí que el estudio de los medios de comunicación, relacionándolos con los cambios demográficos y sociales, permita comprender el papel de éstos en las transformaciones sociales, como creadores de expectativas y de recetas de comportamiento que repercuten en las movilidades geográficas y sociales y en la transformación de las relaciones sociales.
3. Decisiones:
Según las condiciones de vida y las expectativas asumidas como posibles o imposibles, las personas adoptan cotidianamente decisiones que guardan relación con las de otras personas, generando esos cambios colectivos de que hablan las estadísticas sociales en abstracto: desplazamientos geográficos, relaciones afectivas, decisiones laborales y profesionales, opciones políticas y culturales...
Estas decisiones no dependen sólo del sustrato consciente, racional, que define el por qué y el para qué: están impulsadas tanto por los deseos y los temores acumulados en la memoria afectiva primaria, como por las argumentaciones racionales, aunque la dosificación de una y otras depende del papel que esta matriz de pensamiento tiene en cada persona, según el proceso de aprendizaje que ha seguido de acuerdo con las condiciones de vida en que ha nacido y vivido.
El análisis de las decisiones adoptadas por las distintas personas permite valorar los cambios colectivos como resultado de actuaciones de personas vivas, y no como meras abstracciones, o como decisiones de unas pocas personas relacionadas con las instancias de poder, si bien, la transcendencia pública de las decisiones depende evidentemente de la ubicación social de la persona.
Enfocar las transformaciones sociales que se han producido a lo largo de un periodo, situándonos en el lugar de los miembros de las distintas generaciones y siguiendo el rastro de los itinerarios vitales que han recorrido, entrelazando las decisiones adoptadas por una generación con las condiciones de nacimiento con que se ha encontrado la generación siguiente, permite valorar tanto los cambios como las permanencias que coexisten en cada periodo histórico.
4. Propuestas didácticas para una Historia de la Comunicación ex-céntrica, plural e interactiva
Los paradigmas de la Historia de la Comunicación nos ayudan a comprender el papel de los medios de comunicación en la construcción histórica de redes no sólo tecnológicas sino, ante todo, sociales, institucionales o no, que, a lo largo de los tiempos, han favoreccido, dificultado o impedido la comunicación e interconexión entre personas y grupos, los desplazamientos de personas y objetos y la transmisión o no de mensajes intercambiados por las personas y los grupos. El análisis de la implantación de las redes de comunicación, de los nucleos que entrelazan y de su alcance en las prácticas cotidianas, permite clarificar, así, el sistema de relaciones sociales.
Si centramos nuestro análisis en el siglo XX, desde la perspectiva de las historias personales, los distintos vínculos establecidos por las personas con las distintas redes de los medios de comunicación permite definir su ubicación en el sistema de relaciones sociales, y los cambios que se producen a lo largo de la vida indican tanto cambios personales en el estatus social como cambios colectivos en el sistema de relaciones sociales.
Además, estos paradigmas nos permiten comprender, también, el papel de los medios de comunicación como mediums, encargados de la reproducción simbólica de la realidad social, por tanto, de la elaboración del conocimiento, las formas de comportamiento y la memoria personal y colectiva. En la medida en que estos medios proporcionan modelos de comportamiento y expectativas que incitan a identificarse con ellos, fomentan y facilitan los desplazamientos geográficos y en estatus social. De ahí que el análisis de los medios de comunicación, de las propuestas de lectura de la realidad social que hacen cotidianamente los periódicos, la publicidad, el cine, los distintos programas de radio y televisión... permita comprender los cambios en los modelos de comportamiento que favorecen la integración o la marginación social, los procesos de movilidad social y las modificaciones de las relaciones entre los distintos grupos sociales[7].
De estas consideraciones se derivan las propuestas didácticas en las que he trabajado en los últimos años, y de las que expondré aquí sus líneas básicas.
4.1. La implantación de los medios de comunicación y la cultura de masas en las historias familiares:
La primera, la apliqué a partir del curso 1987-88, tras consolidar la crítica al orden androcéntrico del discurso académico en mi Tesis Doctoral (1984) y formular el marco teórico y los paradigmas de la Historia de la comunicación en la Memoria de Titularidad (1986)[8].
Me propuse relacionar la implantación de los medios de comunicación y la cultura de masas con las transformaciones sociales, tal como las han vivido las mujeres y hombres de las distintas generaciones en sus historias personales, según las distintas condiciones de vida en que han nacido, las expectativas posibles o no, y las decisiones que han adoptado, y que marcan las condiciones con que se ha encontrado al nacer la generación siguiente.
Con este fin, a principio de curso se debatía un cuestionario que servía de base a la realización de las historias familiares por parte de cada estudiante, y que posteriormente permitía sistematizar los datos obtenidos de los miembros de las distintas generaciones de la clase. Paralelamente, de forma individual, se examinaban las informaciones y la publicidad de distintos medios de comunicación, considerándolos como registros de la memoria colectiva de su época y, por tanto, como fuente documental que enriquecía el conocimiento histórico y permitía relacionar las historias personales y colectivas.
Esta experiencia me hizo ver la riqueza de los propios medios de comunicación, y especialmente de la publicidad, como fuente documental para estudiar el proceso histórico de implantación de la sociedad de consumo y la cultura de masas en las historias personales y colectivas, y como insrumentos que han ampliado las redes de relaciones personales. También pude comprobar el interés que los medios despiertan entre las y los estudiantes como material didáctico[9].
Finalmente, llegué a la conclusión que los propios medios, especialmente los audiovisuales, ofrecían grandes posibilidades para elaborar una explicación de la historia contemporánea plural y diversa, que no se redujera a enfocar a los varones adultos que aparecen como los protagonistas habituales del discurso histórico académico, sino en la que se tuviera en cuenta también a otras y otros protagonistas, mujeres y hombres de distintas edades y condiciones sociales, y a la vez, que la construcción de un relato audiovisual requería también hacer enfoques más abiertos al conjunto de la población y condiciones sociales, y que estos relatos se clarificaban y enriquecían con la utilización de los medios de comunicación como material documental.
Fruto de este trabajo fue la preparación de un proyecto de programa de televisión titulado Historias, del que pude realizar, entre 1991 y 1992, un capítulo piloto sobre Infancias en los años 50, gracias a la colaboración del ICE de la UAB y de las productoras Videoreport y Trafalgar producciones documentales.
La implantación de los nuevos planes de estudio me obligó a condensar esta propuesta, que se convirtió en el eje para explicar la implantación de los medios de comunicación a lo largo del siglo XX.
4.2. Redes y nudos de comunicación: una propuesta didáctica ex-céntrica, plural e interactiva.
El curso 1994-1995 impartí por primera vez la asignatura de Història de la Comunicación en Cataluña. Tenía la oportunidad de aplicar a una sociedad concreta, con unas fuentes documentales y una bibliografía accesibles, tanto la crítica al orden androcéntrico del discurso histórico como los paradigmas de la Historia de la Comunicación.
La lectura crítica de obras de Historia de Cataluña y de Historia de los medios de comunicación en Cataluña me hicieron advertir, muy pronto, que en general obedecían a los prejuicios que alimentan las versiones históricas androcéntricas más tradicionales y centralistas de la Historia de España o de cualquier estado[10]. Era imprescindible, situar lo incluído y valorado positivamente en el marco más amplio de lo excluído y valorado negativamente en el discurso histórico sobre Cataluña y España, y tener en cuenta no sólo lo que hace referencia al centro, a los protagonistas que han ocupado los escenarios públicos de la ciudad que constituye hoy el nudo central de comunicaciones, Barcelona, sino también a otras y otros mujeres y hombres cuyas relaciones han transcurrido en torno a otros espacios y localidades de Cataluña, más o menos centrales y periféricos.
La progresiva implantación de las redes electrónicas, y la comprensión de la tecnologia como fenómeno histórico e instrumento construido para responder a les exigencias de las relaciones sociales, en el marco contradictorio de los propositos de expansión territorial, me hizo ver que la crítica a la visión androcéntrica del discurso académico que había realizado y me había conducido a ensayar otras perspectivas no-androcéntricas, esto es, distanciadas de cualquier centro de poder, coincidía con las posibilidades que ofrecen hoy las redes telemáticas y la digitalización para articular las múltiples y diversas relaciones sociales que se extienden más allá de los centros de poder tradicionales, hasta interconectar con las terminales más o menos periféricas; y, en consecuencia, coincidía también con las posibilidades que ofrecen para adoptar enfoques plurales y ex-céntricos, distanciados de los centros y a la vez atentos a su funcionamiento. Más aún, estas tecnologías demandaban formular explicaciones que ya no pueden que ya no pueden restringir la atención al nudo central, sino que han de enfocar todos y los diferentes nudos que tejen las redes, y que ponen de relieve el papel activo y la importancia que tiene cualquier nudo para la existencia de una red, por pequeño que sea y por alejado que se encuentre del centro.
En consecuencia, durante el curso 1995-1996 propuse que cada estudiante trabajara la Historia de la Comunicación... desde el nudo o ciudad donde vivía habitualmente, y no desde el centro, sino desde los espacios domésticos en los cuales se insertan hoy las principales terminales de las redes de transporte (aparcamientos de coche y motos) y de comunicación (radio, televisión, teléfono, Internet...), y desde los barrios en los que se localizan estos espacios de la vida cotidiana.
Gracias al asesoramiento y la ayuda de los responsables de las aulas de Informática de la Facultad, primero, y del Campus Virtual de la UAB, después, pude resolver los problemas técnicos para que los trabajos de cada estudiante pudieran relacionarse entre sí y con otros hechos en grupo, dedicados a considerar los vínculos entre las diferentes ciudades a través de les redes de comunicación propias de cada época (ver Esquemas).
La gran cantidad de alumnos hacía muy laboriosa la coordinación de esta multiplicidad de historias de la comunicación locales y abiertas a la Historia de Cataluña y de España. Pero la comprensión que siempre he encontrado en las clases, obviamente por parte de algunas personas más que de otras, y también las resistencias, me permitieron valorar la viabilidad y las dificultades de esta propuesta didáctica a la que di forma, el curso 1996-1997, en un Quadern d'Història de la Comunicació que titulé Cap a una Història de la Comunicació a Catalunya, ex-cèntrica, plural i interactiva[11].
Los mapas constituyen una herramienta didáctica imprescindible para esta propuesta. Sin embargo, no era facil encontrar mapas de comunicaciones del conjunto de las redes existentes en las diferentes épocas. Había que pensar en elaborar un Atlas de Historia de las Comunicaciones en Cataluña. Los trabajos que habían realizado Angel Bahamonde, Luis Enrique Otero Carvajal y Gaspar Martínez me sirvieron de orientación, y sus aportaciones personales fueron de gran ayuda. Con el apoyo del director del Institut Cartogràfic de Catalunya, Jaume Miranda, y de la directora de la Cartoteca de Catalunya, Montserrat Galera, así como de otras instituciones que me proporcionaron los recursos financieros imprescindibles, preparé una exposición cartográfica sobre Les xarxes de comunicació a Catalunya, passat, present i futur, que estuvo abierta al público en la sede del Institut Cartogràfic de Catalunya, en Barcelona, del 9 de diciembre de 1998 al 24 de enero de 1999. Esta exposición me ha permitido publicar el catálogo en un Cd-Rom[12] que contiene el relato y los mapas básicos para poder desarrollar esta propuesta didáctica en Internet en los próximos años.
4.3. Paseo por el pasado y el presente de las redes de comunicación desde... Cataluña:
En estos momentos, aprovechando el año sabático de que disfruto después de 25 años de docencia, estoy preparando en l'Autònoma Interactiva, el Campus Virtual de la UAB (http://www.uab.es), una base de datos capaz de soportar la propuesta didáctica que aglutina las dos experiencias anteriores, y que he titulado Paseos por el pasado y el presente de las redes de comunicación desde... Cataluña (ver Esquemas 10, 11 y 12).
4.3.1. Objetivo:
El objetivo de este Paseo... es comprender qué cambios se han producido en las actividades y las relaciones entre los seres humanos que dan vida a las localidades, a medida que se han comunicado entre sí y con mujeres y hombres de otras localidades, y han entretejido instituciones y tramas históricas que se han expansionado por territorios más y más extensos, utilizando redes y medios de transporte y de comunicación, hasta generar la actual "aldea planetaria".
Para ello, utilizamos la noción de red de comunicación tanto en su dimensión tecnológica como antropológica, para explicar las diversas relaciones sociales que están en la base de los instrumentos y las instituciones generados con determinados fines. Y nos proponemos percibir qué rutas y qué trazados permanecen o se han modificado, cómo se han desplazado los nudos centrales y periféricos, qué papel han desempeñado las fronteras como espacios de conflictos y también de comunicaciones..., a medida que se han tejido tramas más amplias que se han extendido entre territorios más y más alejados, hasta generar la actual trama planetaria.
Pretendemos, también, utilizar Internet como instrumento para abrir el conocimiento de las sociedades locales a la globalidad, y para profundizar en el conocimiento de esta red de redes que expresa y hace posible esta apertura entre las sociedades actuales. Y esperamos, con el tiempo, incorporar a este Paseo otros que se realicen desde otras localidades situadas en Cataluña o en otras tramas históricas con las que Cataluña ha mantenido vínculos: España, Europa, América Latina... la Tierra.
4.3.2. Hipótesis:
Partimos de la hipótesis general de que la transformación de las redes de comunicación pone de manifiesto y a la vez genera cambios en los nudos que las entretejen, las localidades donde vive la población: en las relaciones entre las mujeres y hombres de diversos orígenes y condiciones sociales que viven en ellas, y en las que mantienen con quienes viven en otras localidades próximas y lejanas.
Suponemos que a medida que mujeres y hombres habitantes de unas localidades, se han vinculado con habitantes de territorios más y más alejados, y lo han querido hacer en tiempos cada vez más reducidos, han construido redes y medios de transporte y de transmisión de mensajes que han facilitado esas relaciones y han generado tramas más amplias, hasta tejer la vasta y compleja malla que envuelve hoy la Tierra. Y, a la inversa, suponemos que la transformación histórica de las redes de comunicación pone de manifiesto y a la vez impulsa cambios en las relaciones entre las mujeres y hombres que viven en cada localidad, a medida que han multiplicado las conexiones con otros colectivos.
Consideramos, también, que la extensión de las redes guarda relación con la cantidad y distribución de la población, con las dimensiones de las localidades, con la construcción de edificios, el trazado de calles y plazas; con las actividades que realizan y las relaciones sociales que mantienen las personas en el marco de las instituciones familiares, económicas, religiosas, políticas y culturales que regulan estas relaciones; y con las instituciones y los medios de transporte y de representación simbólica y transmisión de informaciones.
El Paseo por el pasado y el presente de cada localidad, entendida como escenario de relaciones de comunicación y nudo abierto y vinculado a redes más amplias, ha de permitirnos conocer los cambios que se han producido en las relaciones sociales internas.
Pero estos cambios locales sólo se comprenden al ampliar el enfoque y, siguiendo las redes de comunicación, abarcar las tramas históricas que han conectado entre sí localidades con las que han mantenido vínculos con fines políticos, religiosos, económicos, culturales..., mediante instituciones con jurisdicción regional, estatal, supraestatal...
A la vez, los enfoques más amplios proporcionan perspectivas nuevas que ayudan a conocer mejor las dinámicas sociales internas y las relaciones entre las localidades que tejen tramas de distintas dimensiones y características.
Queremos probar que el análisis de la localidad en la que vivimos, ayuda a comprender el macrocosmos de la aldea planetaria; y viceversa, en qué medida el macrocosmos vasto y complejo de la sociedad de la información se torna más inteligible al percibir, en cada microcosmos, rasgos comunes y particulares a distintas ciudades según las comunicaciones que han mantenido con el resto de la trama.
4.3.3. Metodología: enfoques espaciales, épocas y campos temáticos:
Para circular de una localidad a otra utilizando las redes de comunicación, en una misma época y a través del tiempo, hemos organizado el Paseo de acuerdo con dos coordenadas: el espacio y el tiempo. Además, hemos definido los campos temáticos en los que organizaremos las informaciones sobre cada época de cada localidad y trama histórica.
4.3.3.1. Enfoques espaciales:
En los paseos a través del espacio podemos partir del enfoque más próximo, las localidades consideradas como escenarios en los que las mujeres y los hombres, en sus itinerarios vitales, tejen redes de comunicación con otras mujeres y hombres, y abrir nuestro enfoque para abarcar territorios más amplios, Cataluña, España, Europa... la Tierra, o hacer un recorrido a la inversa y desde el enfoque más amplio, la Tierra, aproximarnos a Europa, España, Cataluña, y detenernos en alguna localidad. Además, podemos circular de una localidad a otra utilizando las redes de comunicación existentes en cada época.
Pero las redes de comunicación no funcionan separadas de los territorios y los colectivos humanos que viven en ellos. Responden a las necesidades de relación entre grupos sociales que pueblan territorios más o menos grandes, y son gestionadas por instituciones o entidades económicas, religiosas, políticas, culturales... cuyo radio de acción delimitan mediante fronteras.
En consecuencia, comprender las transformaciones de cada localidad y sus relaciones con otras requiere ampliar el enfoque a tramas históricas más amplias, regionales, nacionales, estatales y supraestatales, y el conocimiento de estas tramas se enriquece al tener en cuenta las peculiaridades de los nudos o ciudades que las entrelazan y las relaciones dinámicas que han mantenido.
4.3.3.2. Épocas:
Una vez elegido el enfoque espacial, podemos pasear también a través del tiempo, como si nos adentrásemos por los substratos arqueológicos del presente.
Hemos subdividido los tres grandes periodos de la Historia de la Comunicación en 8 épocas, del presente y futuro al pasado más próximo o remoto en que se hicieron los primeros trazados que, en buena medida, perviven en las actuales redes de comunicación, y que han tenido en cuenta la geografía, que examinamos en la novena etapa de nuestro paseo (ver Esquema):
Explorar los sustratos históricos de cada localidad y red de comunicación y del conjunto de tramas, permite descubrir cómo se han construido a lo largo del tiempo las relaciones que vinculan hoy Cataluña con el resto de España, Europa, los países del Mediterráneo, del Atlántico..., la Tierra, fruto de que se han ampliado las relaciones con otros colectivos próximos y lejanos. Estas relaciones han generado conflictos sociales, políticos, culturales... que en ocasiones han desembocado en enfrentamientos bélicos, pero también acuerdos y formas de convivencia que perviven en unas redes de comunicación que, lejos de quedar interrumpidas por las fronteras, las traspasan y facilitan numerosas y diversas relaciones entre los múltiples colectivos que poblamos la Tierra.
4.3.3.3. La investigación: preguntas, fuentes documentales y campos temáticos. Paseo por las localidades:
Con los objetivos e hipótesis planteados, pasearemos una y otra vez por las calles y las plazas de la ciudad y nos haremos preguntas sobre el pasado y presente de sus relaciones internas y externas, situando los datos que nos proporcionen las fuentes documentales y la bibliografía general o más especializada de historia local, de Cataluña, España, Europa... Tomaremos nota también de preguntas que formularemos a mujeres y hombres que han vivido el periodo que investigamos, fuentes orales que pueden proporcionar recuerdos diversos y enriquecedores.
Esta exploración ha de permitir responder a preguntas básicas que hemos organizado en cuatro campos temáticos (ver Esquema):
1. En el primer campo situaremos mapas que permiten hacer visible cómo se ha formado cada localidad en las distintas fases históricas como un conjunto de escenarios para la representación de actividades y las relaciones sociales.
Sobre el mapa de cada localidad en cada época histórica, señalaremos las calles, plazas y edificios y las redes externas con las que conectan y cuyo alcance sólo se percibe al pasar a los enfoques más abiertos de Cataluña, España, Europa..., la Tierra. Especial interés merecen los edificios ocupados por las entidades encargadas del funcionamiento de medios de transporte y de comunicación.
2. En el segundo campo centramos la atención en la población que da vida a una ciudad. Se quiere poner el acento en que el objetivo de la Historia es explicar la existencia humana, y que todos los conceptos y datos sobre las actuaciones económicas políticas, culturales..., sólo tienen sentido cuando se relacionan con los seres humanos. Este campo se organiza en otros subcampos:
3. El tercer campo está destinado a examinar específicamente, mediante textos e imágenes, las redes de transporte que facilitan los desplazamientos de la población dentro y fuera de cada localidad, y entre unas localidades y otras: ríos, costas, plazas, calles por los que se transita caminando o utilizando distintos medios, estaciones de carruajes y coches, puertos fluviales o marítimos, aeropuertos.... Distinguimos entre redes y medios
Se considera tanto los medios e infraestructuras técnicas como la organización de las distintas redes de transporte, que comprende las personas e instituciones que las organizan y gestionan, y los usuarios y los usos que hacen de los distintos medios.
Se tienen en cuenta especialmente las peculiaridades de los distintos medios de transporte, cuya tecnología depende de los recursos geográficos (ríos y valles que facilitan el paso, costas...), de los propósitos y objetivos que se marcan las personas y grupos sociales, y de las tecnologías de que se dispone.
Se quiere realzar, así, que las tecnologías responden a determinadas intenciones y propósitos humanos de organizar las relaciones sociales, y que el desarrollo de nuevos medios e instrumentos técnicos se deriva de y, a la vez, impulsa o dificulta nuevas relaciones sociales, nuevas necesidades y nuevos usos.
4. El cuarto campo está destinado a analizar las instituciones, redes y medios de comunicación, esto es, de reproducción y difusión de mensajes, que posibilitan las representaciones simbólicas de las relaciones sociales y los intercambios de informaciones entre personas y grupos que se encuentran más o menos distantes, generacionalmente y dentro y fuera de cada localidad.
Distinguimos entre medios de reproducción de mensajes escritos, auditivos y visuales, según los repertorios simbólicos que reproducen voces y sonidos, palabras y números escritos, imágenes y señales visuales, o dos o más de estos recursos, repertorios que se ha diversificado a medida que se han multiplicado las comunicaciones entre más grupos más numerosos situados en espacios más vastos y que hoy pueden ser tratados conjuntamente de forma digital.
Estos repertorios simbólicos han variado sólo parcialmente con el desarrollo de tecnologías que permiten multiplicar la capacidad de reproducción y difusión de los mensajes: de los medios basados solamente en la energía humana (pregones, sermones, textos manuscritos, pinturas, esculturas, señales de humo o de fuego...), a los que utilizan recursos mecánicos (instrumentos de música, campanas, libros y periódicos impresos, telegrafía óptica...), químicos y electrónicos (fotografía, cine, telefonía, radiodifusión, televisión, ordenadores, satélites artificiales).
De este modo se han creado a lo largo de los tiempos distintas organizaciones encargadas de gestionar uno o varios medios de comunicación:
Como en el campo anterior, también en este tenemos en cuenta la organización de las redes de comunicación, y los medios técnicos que facilitan la reproducción simbólica y la difusión de los mensajes, y que comprende las personas e instituciones que organizan, gestionan y utilizan redes de reproducción y transmisión de mensajes, con fines estrictamente informativos y publicitarios.
Estas redes varían según los medios técnicos utilizados para la reproducción simbólica y difusión de mensajes, medios que se transforman a medida que lo hacen las relaciones sociales para adaptarse a las nuevas necesidades y usos.
4.3.3.4. Preguntas en los Paseos... por las tramas históricas:
Pero las redes de comunicación no se reducen a cada uno de los nudos o localidades. Mujeres y hombres, recursos y mensajes circulan, con flujos de distintos ritmos e intensidades, por distintas redes de transporte y transmisión de informaciones que generan tramas institucionales más amplias que colaboran a hacer factible esta circulación, impulsando la construcción de las redes, su mantenimiento, el orden público imprescindible para que la población las use, los intereses y objetivos compartidos o consensos... En consecuencia, nuestra investigación no puede reducirse a cada localidad, sino que ha de ampliarse haciendo enfoques supralocales. De ahí que insistamos en el objetivo de comprender cada ciudad abierta a sus conexiones con otras a través de las distintas redes de comunicación que tejen las tramas históricas de Cataluña, España, Europa, Mundo....
Por tanto, tras la exploración por la localidad como nudo de comunicación, hemos de formular otras preguntas sobre estas tramas históricas:
Las primeras preguntas nos han de permiten describir el conjunto de nudos, tramos y flujos que componen cada una de las redes que las articulan, definir su extensión en el espacio, los ritmos temporales y el alcance social: describir sus características técnicas (fluviales, terrestres, aéreas... impresas...), localizar el nudo central, donde se sitúan quienes impulsan y gestionan el funcionamiento de la red, los restantes nudos que ocupan posiciones más o menos periféricas, los tramos o canales de conexión entre el conjunto de los nudos, y entre quienes gestionan la red y quienes la utilizan, las vinculaciones con otras redes...
Conviene tener en cuenta que ningún nudo puede reducirse nunca a un solo nudo, y que la vitalidad de los nudos centrales se manifiesta en su capacidad para alimentar redes que se extienden y entretejen delegaciones que atienden a los usuarios de otros nudos o localidades que componen la trama. La potencia de los nudos centrales no se mide, por tanto, por su capacidad para eliminar otros nudos a su alrededor: por el contrario, se manifiesta en su capacidad para dar vida a otros nudos con los que teje una trama más amplia.
Otras preguntas nos ayudarán a profundizar en los usos de la red, las necesidades que buscan satisfacer tanto los gestores como los usuarios, y los medios e instrumentos que hacen posible la satisfacción de esas necesidades.
Todos estos aspectos son fundamentales para conocer el alcance de cada red, y para pasar de las redes a los tejidos sociales, a las tramas históricas y sus dinámicas internas y externas. Así, redes y medios de transporte y transmisión de informaciones constituyen instrumentos fundamentales en la construcción histórica de tramas estatales, que abarcan territorios demarcados en espacios privados y públicos sobre los cuales se implanta una jurisdicción que impone y garantiza un determinado orden público, y que se cohesiona mediante una opinión pública. Pero esas redes y medios han sido también fundamentales para que las distintas tramas estatales se hayan entrelazado más allá de las fronteras demarcadas por sus jurisdicciones, y tanto para los conflictos como para los acuerdos que han generado estas dinámicas...
Para responder a estas preguntas buscaremos distintas fuentes: memorias de entidades y empresas promotoras, gestoras o implicadas en el trazado y funcionamiento de las redes, publicidad y otros materiales de información pública y privada, entrevistas a personas que participaron en la gestión y a usuarios, fotografías...
Conviene tener en cuenta, siempre, que las redes de comunicación no funcionan aisladas entre sí: al responder a necesidades de relación entre grupos sociales que viven en distintas localidades, coexisten con otras redes que satisfacen esas mismas u otras necesidades. De ahí que las nuevas redes se construyan sobre trazados preexistentes, y que las redes de transporte y de transmisión de mensajes formen tramas complejas que responden al conjunto de las necesidades sociales: caminos, carreteras, ferrocarriles, puertos e itinerarios marítimos y aéreos, centros de difusión de mensajes manuscritos o impresos, de sonidos e imágenes mediante instrumentos ópticos, mecánicos y electrónicos.
La pervivencia de una o más redes de transporte y de transmisión de mensajes a lo largo de un periodo más o menos dilatado, y los cambios que se introducen para garantizar esa pervivencia o ampliar el territorio ocupado, pone de manifiesto la permanencias y los cambios, a lo largo del tiempo, en las relaciones entre grupos que viven en diversas localidades y que comparten redes de comunicación porque comparten prácticas y formas de pensar y expresarse comunes o no, organizadas o no institucionalmente.
Y la coexistencia de tramas gestionadas por distintas instituciones económicas, religiosas, políticas, culturales..., con radios de acción de distinto alcance, evidencia que, entre los colectivos humanos, coexisten formas diversas de comunicación, formas que suelen extenderse más allá de las circunscripciones, las jurisdicciones y las fronteras que delimitan las distintas instituciones.
Las redes de transporte y de comunicación indican, por tanto, que las relaciones sociales no se agotan en los límites de cada localidad o de las tramas tal como fueron delimitadas en épocas históricas pasadas: las plazas y calles de cualquier ciudad de Cataluña se abren a carreteras y autopistas que conectan con otras del resto de España, Europa..., y que, a través de puertos y aeropuertos, permiten viajar por toda la Tierra. Cada ciudad y cada trama social sólo puede comprenderse mediante enfoques más amplios que permiten percibir la posición que ocupan en tramas más extensas; y cada una de las redes de comunicación sólo se comprende deteniéndonos en cada una de las ciudades en las que cuenta con usuarios, ciudades que ya no están aisladas, sino organizadas mediante instituciones comunes con fines económicos, religiosos, políticos, culturales..., que impulsan la creación y pervivencia de las redes de comunicación.
4.3.4. Estructura de la Web
Se ha estructurado la web en cuatro apartados: El Album, La Guía, El Cuaderno y El Lugar de Encuentro.
El objetivo es facilitar que las y los estudiantes matriculados en la asignatura de Historia de la Comunicación Social en Cataluña, o grupos de estudiantes de otros centros y de distintos niveles escolares que tengan interés en participar en esta experiencia, puedan realizar Paseos... por las ciudades en las que viven o por las redes de comunicación, que puedan incorporarse al Album como piezas de un rompecabezas.
La composición de las piezas de este rompecabezas permitirá completar la explicación de la construcción histórica de las redes de comunicación que aparece, así, como una explicación abierta a nuevas aportaciones.
Además, facilitará debatir sobre los distintos ritmos que se han dado en las diferentes localidades y tramas, evitando explicaciones teleológicas, que reducen los ritmos particulares a valoraciones de retraso / avance según las diferencias con las formas de vida que se han implantado en los espacios centrales, y a las que se suele considerar las más avanzadas.
También permitirá percibir el papel de cada localidad, se encuentre hoy en la zona central o en las periferias de las tramas, y los desplazamientos de las zonas consideradas centrales y periféricas a lo largo de la historia.
El Cuaderno es un conjunto de páginas en blanco en las que cada estudiante preparará su explicación del Paseo... que realice por la localidad en la que vive, por otra que elija o por las tramas que se han construido históricamente como estados u otras entidades infra o supra estatales, que decida explorar.
Estas páginas están concebidas de forma que puedan ser elaboradas por los estudiantes y revisadas por la profesora fácilmente, y también para que puedan ser consultadas por las restantes compañeras y compañeros de curso para realizar paseos colectivos.
El Cuaderno también está concebido para que esta propuesta didáctica pueda ser aplicada en otros centros escolares de otras localidades de Cataluña España, Europa, América Latina..., con estudiantes de distintos niveles, bajo la tutela de una profesora o profesor que coordine la experiencia y envíe los resultados al Intercampus a través del Campus Virtual de la UAB, y para que se incorpore al Album de los Paseos por el pasado y el presente de las redes de comunicación.
También se ha concebido este Lugar de Encuentro para realizar debates teóricos pluridisciplinares a partir de investigaciones concretas, sobre Historia, Sociología, Economía, Psicología, Antropología... y Comunicación; sobre las aportaciones y limitaciones de las ciencias sociales, el arte, la literatura, los medios de comunicación, a la comprensión de la construcción histórica de las redes de comunicación; sobre los ritmos históricos de cada localidad y de los conjuntos de tramas, sobre las dinámicas entre nudos y zonas centrales y terminales o periféricas, los límites fronterizos y las continuidades de las redes de comunicación más allá de las fronteras, y cualquiera otra cuestión que interese debatir.
5. Algunas aportaciones de la propuesta didáctica Paseos por el pasado y el presente de las redes de comunicación desde... Cataluña
5.1. La comunicación en el centro de la explicación histórica de la sociedad:
El objetivo principal de esta propuesta es reformular la explicación de la historia para responder a los interrogantes que plantea la actual sociedad de la información Para ello, se sitúa en el centro del análisis el entramado de redes y medios de comunicación (de transporte y de transmisión de informaciones) que articulan las relaciones sociales.
De este modo podemos comprender mejor los conflictos sociales, políticos y bélicos que llenan las páginas de los manuales de historia: en lugar de creer que los enfrentamientos y las guerras han sido tan constantes que diríase que son ineludibles, podemos tener en cuenta también los acuerdos y las formas de entendimiento y convivencia; formas de las que perviven indicios claros en las tramas actuales que facilitan las comunicaciones entre los numerosos y diversos colectivos que pueblan la Tierra (relaciones culturales, comerciales, políticas que utilizan medios de transmisión de informaciones y rutas de transporte fluviales, terrestres, marítimas, aéreas), y hoy se extienden por todo el planeta traspasando barreras físicas y fronteras sociales, políticas y culturales.
5.2. Una perspectiva próxima y abierta: lo local y lo global, lo central y lo periférico:
Esta nueva explicación histórica se basa, pues, en considerar la sociedad como una trama de relaciones sociales interpersonales que generan redes y medios de comunicación, institucionales y tecnológicos, que se han articulado a partir de unos nudos, las localidades y ciudades, en los que convive la población cotidianamente.
La consideración de cada localidad como un nudo de comunicaciones, esto es, como un entramado de relaciones de comunicación entre mujeres y hombres de distintas edades y condiciones sociales que se han conectado, en el pasado y el presente, con mujeres y hombres de otras localidades mediante redes y medios de transporte y de transmisión de mensajes, permite un conocimiento de la vida social desde una perspectiva próxima y, a la vez, abierta: un enfoque cercano pero que no se reduce a cada localidad, sino que, al seguir el rastro de las redes de comunicación que la conectan con otras localidades, se abre hasta abarcar una perspectiva global.
De este modo, lo local sólo se entiende extendiendo la mirada a tramas más amplias, comarcales, regionales, nacionales, estatales y supraestatales...; y, a la vez, las tramas más reducidas o extensas se comprenden mejor cuando se toma en consideración las relaciones entre cada una de las localidades que las entrelazan.
Desde esta perspectiva próxima y a la vez distanciada, la atención ya no se restringe a los centros de poder, sino que abarca, además de los nudos centrales, los que aparecen situados en las periferias. Y se advierte, así, que las posiciones más o menos centrales o periféricas no son eternas, inamovibles, sino históricas: esto es, que se han desplazado a lo largo del tiempo. Y también, que nuestra valoración del papel que desempeñan depende a menudo de la posición en que nos situamos como observadores y del alcance de nuestro enfoque.
5.3. Dinámica histórica, pervivencias y cambios:
Además, en esta explicación se tiene en cuenta que el mundo en el que vivimos, la llamada sociedad de la información, es el fruto de la construcción histórica de unas redes institucionales, simbólicas y tecnológicas cuyos trazados básicos han pervivido a lo largo de los tiempos, aunque también se han modificado, se han extendido, se han incrementado y se han hecho más complejas al ritmo de unas relaciones sociales entre mujeres y hombres que, generación tras generación, perpetúan y modifican los comportamientos de las generaciones anteriores.
La utilización de los mapas facilita una aproximación a las pervivencias y los cambios en los escenarios de la vida social, así como en las actuaciones y relaciones sociales que han representado, sobre esos escenarios, las mujeres y los hombres que han dado vida a cada localidad a lo largo de los tiempos.
Así, sobre un mapa actual de cualquier ciudad podemos localizar las zonas y los barrios en los que se encuentran los edificios emblemáticos que se construyeron en las distintas épocas históricas y que suelen realzar los libros de Historia del arte y de la cultura, indagar las relaciones sociales que favorecieron o dificultaron y el entramado de relaciones de comunicación que propiciaron su construcción, sea porque grupos de población se desplazaron en el interior de la localidad o hacia fuera, o porque llegaron procedentes de otras localidades, motivados por razones económicas, políticas, culturales, afectivas...
5.4. Mujeres y hombres protagonistas y agentes responsables de la historia:
En estas zonas y barrios, en los edificios públicos y privados, en las casas en las que resuenan las voces de los pregoneros, las campanas, los altavoces de la radio y la televisión, en las plazas y en las calles que desembocan en ríos, caminos, carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, y que abren cada localidad al contacto con otras; en estos espacios escénicos, que se han construido o se han remodelado en las distintas épocas, podemos descubrir a las niñas y los niños, las mujeres y los hombres que han dado vida a la ciudad, estableciendo entre sí relaciones de comunicación diversas, siguiendo pautas tradicionales o más o menos innovadoras, y conectándose con gentes de otras localidades próximas o lejanas, utilizando viejos y nuevos medios de transporte y de transmisión de mensajes.
De este modo, explorar, mediante los mapas, el pasado y presente de la construcción histórica de los escenarios urbanos facilita recuperar a las mujeres y los hombres en su vida cotidiana, como protagonistas y agentes de la vida social; tener en cuenta que las personas, con sus formas de comunicación, sus actuaciones, sus expectativas y sueños, sus decisiones, hacemos la historia día a día, y, por tanto, pensar el futuro como el legado que vamos a dejar a las generaciones que nos seguirán.
5.5. Una visión histórica y pluridisciplinar, de lo personal y lo local a lo global:
Esta propuesta puede funcionar como una matriz para la docencia de la Historia de la Comunicación desde el enfoque más próximo, la localidad en la que vive cada estudiante, hasta las distintas tramas históricas que han ido tejiendo, a lo largo de los tiempos, la actual aldea planetaria.
También puede proporcionar la imprescindible perspecctiva histórica, global y dinámica, a un conocimiento pluridisciplinar del mundo actual (ver Esquema).
Amparo Moreno Sardà
Bellaterra, abril de 2000
[1] La lectura de El orden del discurso, de M. Foucault, me llevó a examinar lo incluído y lo excluído y lo valorado positiva y negativamente en los textos académicos. Una lectura comparada de La política de Aristóteles, y de lo que de esta obra dicen 20 obras de Historia de Pensamiento, me permitió demostrar, en mi Tesis Doctoral, en 1984, cómo construyó el filósofo griego el orden androcéntrico del discurso, y la opacidad androcéntrica del discurso académico actual. Ver la crítica al orden androcéntrico del discurso académico y las posibilidades que ofrece para formular otras explicaciones en MORENO SARDA, A. (1988), La otra 'Política' de Aristóteles. Cultura de masas y divulgación del Arquetipo Viril, Icaria, Barcelona; la aplicación de esta crítica a manuales de Historia utilizados en el bachillerato, en (1986) El Arquetipo Viril, protagonista de la historia; y la relación entre este discurso académico androcéntrico y los medios de comunicación, en (1998), La mirada informativa.
[2] Este problema lo examinan también MARIN, E. Y TRESSERRAS, J.M., en El regne del subjecte
[3] Ver BRAUDEL, F., La Historia y las ciencias sociales.
[4] El proceso de elaboración del marco teórico de la Historia de la Comunicación que he realizado puede seguirse a través de los dieciocho QUADERNS D'HISTORIA DE LA COMUNICACIO SOCIAL que he publicado, como materiales didácticos para mis clases, desde 1984. La exposición de los paradigmas puede verse especialmente en el QHCS n. 5, Historia General de la Comunicación Social. Criterios académicos, científicos y didácticos del Programa Docente, reelaboración de la Memoria que presenté para acceder a la Titularidad, y en el QHCS n. 14 (1993), Programa y apuntes de Historia General de la Comunicación, reelaboración de la Memoria que presenté para acceder a la Cátedra.
[5] Ver MORENO SARDA, A. En torno a la comprensión histórica de la cultura de masas, (I) El orden andréntrico del discurso histórico, y (II), Paradigmas para una Historia de la Comunicación Social No-Androcéntrica, artículos publicados en ANÀLISI n. 12 (1989) y n. 14 (1992).
[6] Ver MORENO SARDA, A. (1992), Pensar la historia a ras de piel, Ediciones de la Tempestad, Barcelona.
[7] Sobre los medios de comunicación como mediums, ver MORENO SARDA, Amparo (1998), La mirada informativa, Bosch, Barcelona.
[8] Los resultados de la aplicación de esta propuesta didáctica los recogí, primero, en el QUADERN D'HISTORIA DE LA COMUNICACIO n. 7 (1988), Historias personales / historias colectivas. Aproximación al proceso histórico de implantación de la cultura de masas desde las historias familiares de alumnas y alumnos del curso 1987-1988. Materiales de trabajo para el curso 1988-1989, Bellaterra, 1988. Una elaboración más sistemática la realicé en el QUADERN D'HISTORIA DE LA COMUNICACIO n. 10 (1991), Otra visión del mundo contemporáneo. De las historias personales a la cultura de masas. Propuesta didáctica para la renovación de la Historia Contemporánea Una versión resumida la elaboré para participar en las Jornadas sobre L'Autònoma i la innovació docent, y puede verse en las actas publicadas por el ICE de la UAB en 1992. Estos planteamientos, y la práctica de trabajar en ellos, me sirvió de base para plantearme la posibilidad de realizar una serie de televisión, de la que conseguí realizar un capítulo pilóto, Infancias en los 50, con Trafalgar, producciones documentales, Madrid, 1992.
[9] Un resumen de los resultados de esta experiencia puede verse en la III Parte de Pensar la historia a ras de piel, op. Cit.
[10] Ver QUADERNS D'HISTÒRIA DE LA COMUNICACIO SOCIAL n. 16 (1995), Història de la Comunicació a Catalunya. Apunts i Guía Didàctica, (2ª edición, 3 vols).
[11] QUADERNS D'HISTÒRIA DE LA COMUNICACIO SOCIAL, n. 18. En la primera edición incluí un texto mio y tres trabajos realitzados el curso anterior por tres estudiantes. Este texto, revisado y ampliado, ha sido publicado en 1999 con el título Cap a una Història de la Comunicació a Catalunya, ex-cèntrica, plural i interactiva, en la colección Documents que publica el Servei de Publicacions de la UAB. Esta propuesta está incorporada a la Autónoma Interactiva.
[12] Cátedra de Historia de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (1998), Xarxes de Comunicació a Catalunya, passat, present i futur, Servei de Publicacions de la UAB, Bellaterra.