Taula rodona al Congreso "XXV años de estudios de género", organitzat per la Fundación Isonomía. Universitat Jaime I, en Castellón.
¿Es posible una mirada informativa de mujer?
Amparo Moreno Sardà
Catedrática Departamento de Periodismo
Universidad Autónoma de Barcelona
Congreso XXV años de estudios de género
Mujeres sabias, entre la teoría y la práctica
Castellón, 30 de setiembre de 2004
Mi primer contacto con el mundo del periodismo como profesional fue en Barcelona, hace 33 años, a finales de 1971. Hacía un par de años que había acabado la licenciatura de Filosofía y Letras, especialidad de Geografía e Historia, en la Universidad de Valencia. Y había empezado los estudios de Periodismo en la Escuela Oficial de Barcelona. Me presenté en la redacción de La Hoja del Lunes, el periódico que publicaba cada lunes la Asociación de la Prensa, y pedí hablar con el director para proponerle trabajar en la redacción. Me recibió con amabilidad, pero me dijo que no podía darme trabajo porque "modas ya estaba cubierto". Le contesté que era licenciada en Historia y que me interesaba la política nacional o internacional. Y me dijo que no era apropiado para una chica joven como yo, y que pensara qué diría el día de mañana mi novio. Le aclaré que estaba casada, y que mi marido sabía con quién se había casado. Pero fue inútil. Pocos días después entraron en la redacción cuatro compañeros míos de la Escuela. Continué mi búsqueda por otras redacciones, y un día empecé a trabajar en la sección de local de El Noticiero Universal. Al cabo de un año, el jefe de local de El Correo Catalán me propuso que me incorporase a aquella redacción, porque sólo tenían una mujer en modas y querían incorporar alguna mujer en la sección de información local. Pero varios meses después me despidieron, porque yo no era el tipo de mujer que querían. Formaba parte del Grup Democràtic de Periodistes y, a pesar de no estar en plantilla, había participado activamente en las asambleas en las que se decidió la primera huelga de la prensa durante la dictadura. Además, estaba embarazada. Un día el director me dijo que no volviera más por la redacción, y que no me despedía porque no estaba en plantilla. Pero yo consideré que trabajaba como redactora, a pesar de la precaria situación en que me encontraba "a tanto la pieza", y presenté una demanda en magistratura. Al juicio asistieron más de un centenar de periodistas y el presidente de la Asociación de la Prensa atestiguó que el trabajo que realizaba era propio de una redactora. La sentencia reconoció mi trabajo como redactora y estableció que se trataba de un despido improcedente. La empresa recurrió. El Tribunal de Amparo ratificó la sentencia y condenó a la empresa que, para no readmitirme, tuvo que pagarme las diferencias salariales durante el año que trabajé y el año de tramitación, y la indemnización correspondiente.
Tres décadas después, la situación ha cambiado en muchos aspectos. El 20-N de 1975 murió el dictador y empezó la transición hacia una monarquía constitucional que hoy se ha consolidado. Curiosamente, el matrimonio del príncipe heredero con una periodista de televisión es una muestra de que las mujeres ya no somos una excepción en las redacciones de los medios de comunicación, sino una amplia mayoría en las Facultades y también en muchas redacciones, aunque no en los niveles directivos. Pero estos cambios y esta amplia incorporación de las mujeres a las aulas y a la profesión ¿ha repercutido en la información? Los resultados de la investigación que hemos realizado sobre la representación de las relaciones entre mujeres y hombres en la prensa del último cuarto del siglo, un equipo de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad del País Vasco, indican claramente que la información ha cambiado, pero no en la línea que cabría esperar como consecuencia de la mayor presencia de mujeres.
La deshumanización de la mirada informativa
El objetivo de la investigación no se ha limitado a la representación de las mujeres, o al "género", sino que se ha planteado situar estos problemas en el marco más amplio de la representación de la transformación de las relaciones entre mujeres y hombres de distintas condiciones sociales en las informaciones de diversos periódicos publicados entre 1974 y 1999 (diarios, dominicales, y semanarios "información general" y del corazón). Los resultados de la investigación nos han permitido validar en buena medida las hipótesis que nos habíamos planteado.
En primer lugar, al analizar obras de historia sobre las transformaciones sociales desde la transición, y comparar con los protagonistas que aparecen en los periódicos, hemos podido advertir que la mirada informativa es algo más amplia y diversa que la mirada académica, que la prensa enfoca a una mayor diversidad de seres humanos que los textos académicos.
También hemos comprobado que la mirada informativa no es uniforme sino que presenta una cierta diversidad. Los distintos periódicos enfocan la realidad desde distintas perspectivas y hacen un enfoque y un tratamiento diferente de los seres humanos, mujeres y hombres de distintas edades y condiciones sociales, y diversos aspectos que hemos englobado como no humanos. Esta diversidad se advierte incluso, en el caso de los diarios, entre los ejemplares que se publican cada día y los dominicales.
No obstante, ningún periódico enfoca ni puede enfocar al conjunto diverso de mujeres y hombres que damos vida a la sociedad; todos los enfoques son parciales, y los distintos periódicos se caracterizan por enfoques preferentes a a grupos sociales determinados. Y, como hemos visto por los resultados del análisis de los distintos periódicos que hemos ido exponiendo, en todos los periódicos se han producido cambios en las últimas décadas, si bien estos cambios no siempre dan cuenta de las transformaciones sociales que se han producido en las relaciones sociales.
En relación con los diarios, a pesar de las diferencias ideológicas entre las cabeceras, todos comparten unos rasgos básicos en cuanto al enfoque y tratamiento de la realidad que podemos identificar con una mirada predominantemente androcéntrica, esto es, que enfoca preferentemente a los varones adultos de las clases y pueblos dominantes que actúan en los escenarios públicos de los centros de poder político, económico y cultural.
En líneas generales, el análisis de los ejemplares de los cuatro diarios seleccionados (La Vanguardia, ABC, El Pais, El Correo), pone de manifiesto que la atención hacia los protagonistas humanos ha disminuido, a favor de los protagonistas no humanos. Por tanto, podemos considerar que se ha producido una deshumanización de la mirada informativa.
También observamos que la reducción de la atención a los seres humanos ha afectado especialmente a las mujeres identificadas con nombre y apellidos, y a los colectivos no identificados, y no tanto a los varones adultos identificados, lo que significa que la deshumanización de la mirada informativa ha acentuado una mirada androcéntrica más restrictiva: ha repercutido en una menor atención hacia las mujeres y la mayoría de la población no identificada individualmente, mientras que se ha mantenido el enfoque preferente a varones adultos de clases y pueblos dominantes.
Como ponen de manifiesto los datos, las mujeres merecen muy poca atención en todos los diarios, tanto en número de UR como en % de SR. La mayor atención corresponde a ABC, con 14 UR que ocupan 6'4 % de la SR en 1984, 10 UR que ocupan 6'1 % de la SR en 1976; a La Vanguardia, con 7 UR que ocupa 4'1 % de SR en 1984 y otras 7 UR que sólo ocupan 1'5 % de la SR en 1974, y a El Correo, con 10 UR que ocupan 2'5 % de la SR en 1979. El Pais es el que presta menor atención a las mujeres, tanto en cantidad de unidades como en superficie redaccional. En las portadas de los ejemplares analizados de las cuatro cabeceras, correspondientes a los años 1989, 1994 y 1999, no aparece ninguna mujer.
Por el contrario, a diferencia de las mujeres, los varones identificados con nombres y apellidos merecen mucha más atención en todas las cabeceras.
Destaca ABC con 75 UR que ocupan 42'5 % de la SR, aunque se va reduciendo pasando a 34'8 % de la SR y a 28'0 % de la SR en 1979 y 1984 respectivamente, y a 72 y 66 UR en los mismos años. En las portada de 1989 sólo aparece un varón identificado, mientras que en las de 1994 aparecen 3 en cada una.
En segundo lugar, el diario que presta más atención a los varones identificados es El Pais, que dedica más del 30 % de la SR en los dos ejemplares de 1979 y 1984, con 36 y 51 UR; las 4 UR y 5 UR en las que aparecen varones identificados, en las portadas de 1989 y 1999, indican la misma orientación, aunque la portada de 1994, en las que no aparece ningún varón, pone de manifiesto un cambio de orientación hacia los protagonistas no identificados, como veremos más adelante.
La atención de la mirada informativa de La Vanguardia y El Correo hacia estos varones se mantiene en una posición más discreta, siempre superior a un 25 % pero inferior a un 30 %, excepto en El Correo de 1979. En El Correo se advierte también una tendencia a reducir el protagonismo de los varones a favor, como veremos, de las instituciones, tendencia que parece menos marcada precisamente en los diarios conservadores ABC y La Vanguardia.
Los datos indican también una reducción de la atención hacia los protagonistas humanos no identificados, esto es, colectivos de mujeres y hombres, en todas las cabeceras. El diario ABC es el que presta menos atención a estos colectivos, con una proporción de SR siempre inferior al 9 %, que llega a poco más del 5 % en 1979, y sin referencias en las portadas de 1989 y 1999. En el caso de La Vanguardia la atención es mayor en 1974 y 1979 (10'4 % y 14'2 % de SR respectivamente), pero disminuye notablemente en 1984 (5'5 % de SR), y sólo encontramos un caso en las portadas de 1989, 1994 y 1999, en la portada de 1994. Una situación similar se advierte en El Correo, que tampoco enfoca a ningún protagonista no identificado en la portada de 1999. Y la misma tendencia se advierte en El Pais, aunque se acentúa porque en el ejemplar de 1979 dedicó más del 25 % de la SR a estos colectivos, y en el de 1984 pasó a 9'4 % de la SR; no obstante, en las portadas de 1989, 1994 y 1999 de El Pais encontramos estos protagonistas en 2, 5 y 1 UR respectivamente.
Finalmente, los datos permiten observar que la mirada informativa ha aumentado la atención hacia protagonistas no humanos. en todos los diarios. Y el análisis de los tipos de estos protagonistas no humanos permite concluir que en su mayoría se trata de instituciones políticas, económicas, culturales y deportivas, relacionadas precisamente con las profesiones y posiciones jerárquicas con que se identifica a los varones adultos de clases y pueblos dominantes. En consecuencia, a partir de las tablas que hemos elaborado de cada diario, que permiten comparar la profesión de los varones identificados con nombres y apellidos, con el tipo de instituciones que constituyen la mayoría de los protagonistas no humanos, podemos concluir que la mirada informativa mantiene el enfoque preferente hacia los centros de poder público, aunque presta cada vez más atención hacia las instituciones.
En ABC, el enfoque preferente hacia los varones adultos identificados con nombre y apellidos se concentra en los que están vinculados en primer lugar a la política, en segundo lugar al mundo de la cultura y los espectáculos, en tercer lugar a la economía y el mundo empresarial, seguidos de los deportistas y los vinculados a la educación; y estas preferencias se manifiestan también en el caso de las instituciones, aunque las vinculadas con el estamento militar están por delante de las educativas.
En La Vanguardia se enfoca preferentemente a los varones adultos vinculados, en primer lugar, a la política, seguidos de los relacionados con la cultura y espectáculos, el deporte, la ciencia y en quinto lugar la empresa y la economía; este enfoque preferente se manifiesta también en el caso de los protagonistas no humanos aunque con algunas variaciones, ya que en primer lugar se enfoca a las instituciones políticas, en segundo lugar a las económicas y empresariales, en tercer lugar las deportivas, en cuarto lugar cultura y espectáculos y en quinto lugar ciudadanía y ONG.
En El Pais, la actividad política recibe la mayor atención, tanto en el caso de las instituciones como en el de los varones identificados con nombre y apellidos. La atención hacia las instituciones económicas aumenta en 1984, y también aumenta en general la atención hacia la cultura y los espectáculos, los deportes y la actividad militar.
En el caso de El Correo, el enfoque hacia los varones adultos identificados indica una preferencia primero hacia los políticos, seguidos de los deportistas, los varones vinculados a cultura y espectáculos y en quinto lugar los relacionados con el mundo de las empresas y la economía;, mientras que en el caso de los protagonistas no humanos el enfoque preferente se dirige en primer lugar hacia el mundo de las empresas y la economía, en segundo lugar hacia la política, en tercer lugar hacia el deporte, seguido por la cultura y las instituciones militares.
La abundancia de nombres de varones adultos contrasta con la escasez de nombres de mujeres, como si a lo largo de estos años no nos hubiéramos incorporado a las mismas profesiones, como si la actividad pública continuara siendo un reducto exclusivamente viril.
En definitiva, los datos ponen de manifiesto que en los diarios analizados, la mirada androcéntrica se ha acentuado, a la vez que se ha deshumanizado: se ha desplazado de los varones identificados con nombre y apellidos, a las instituciones desde las que se gestiona el poder político, económico, cultural y deportivo, que aparecen ahora como sujetos agentes y protagonistas de la historia cotidiana, como si los seres humanos no las hiciéramos funcionar y todavía más, como si fueran inapelables por parte de la ciudadanía. Así, este desplazamiento de la mirada informativa provoca un distanciamiento de las decisiones políticas de la mayoría de la población cuya capacidad de intervención aparece mucho más reducida, tanto por su menor presencia como protagonistas, como porque esta presencia aparece relacionada con situaciones en las que es considerada víctima.
La misma tendencia de acentuar la mirada androcéntrica se pone de manifiesto en el hecho de que la representación de las mujeres no ha aumentado proporcionalmente a lo que ha sucedido con la incorporación de las mujeres a espacios antes reservados a los varones.
Estos datos ponen de manifiesto que estos periódicos considerados de información general han de utilizarse con mucho cuidado como fuentes documentales para la historia con mucho cuidado.
Pero... ¿es posible una mirada informativa de mujer?
Los resultados de la investigación ponen de manifiesto que la incorporación de las mujeres a las redacciones de los diarios no ha provocado un cambio en la mirada informativa orientado a abarcar una mayor diversidad de mujeres y hombres. Al contrario, los datos hablan de una deshumanización estrechamente relacionada con una resistencia a ampliar el enfoque y tratamiento de una realidad que, sin embargo, se ha tornado más vasta, diversa y compleja. Como si no se quisiera hacer una representación cartográfica de los cambios sociales que han conducido a una ciudadanía cada vez más plural, por tanto, que os varones adultos de las clases y pueblos dominantes ya no tienen el protagonismo exclusivo en los escenarios profesionales y del poder político. El problema es que esta orientación es asumida por las mujeres profesionales como unas rutinas que forman parte de un yo cognoscente que hay que asumir para incorporarse al colectivo profesional.
Ante esta situación, quiero pensar que sí, que como mujeres podemos explorar una mirada informativa más amplia y plural, pero para ello hemos de hacer un esfuerzo consciente de revisar las rutinas profesionales androcéntricas y ensayar nuevos enfoques y tratamientos de la realidad.
Ciertamente, los cambios sociales reclaman cambiar estas rutinas, para que la información se humanice y proporcione criterios para conocer, comprender la realidad, participar en el debate público e intervenir como ciudadana y ciudadano activos. Las tecnologías digitales también permiten hoy construir explicaciones más plurales, que den cuenta de una ciudadanía plural cuya existencia transcurre entre los amplios centros y periferias de la aldea global. Pero para que estas necesidades sean atendidas y estas posibilidades tecnológicas sean utilizadas, es imprescindible adoptar conscientemente unos enfoques más diversos y plurales, aun sabiendo los riesgos que comportar explorar y ensayar nuevas perspectivas y enfoques que cuestionan las rutinas asumidas por los colectivos profesionales.
Este es el reto que tenemos hoy las mujeres preocupadas por un feminismo orientado a construir un humanismo plural que promueva nuevas formas de participación democrática.