INTRODUCCION
El Movimiento Feminista ha conquistado ya en la actualidad una presencia pública y un peso específico en todo el Estado español, a pesar de todo y a pesar de todos. A pesar del franquismo, que ha puesto todos los medios a su alcance para subyugar a las mujeres y acallar sus voces de protesta. Y a pesar, también, de quienes se han opuesto al franquismo, la oposición política y sindical en pleno, que en lo que respecta a la mujer (más de la mitad de la población) se ha limitado a reproducir los intereses y la ideología de la clase dominante.
La historia de la lucha feminista bajo el franquismo es, pues, la historia de la rebelión de las mujeres contra el sistema político, económico y social impuesto y contra las condiciones de especial explotación y opresión de la mujer durante estos años. Pero también la historia de la rebelión contra las pautas que la oposición ha querido marcar a las mujeres: a todas las mujeres en general, a las que sólo ha sabido ofrecer como objetivos políticos aquellos que están de acuerdo con el papel de ama de casa que el sistema les asigna (apoyo a los hombres, cesta de la compra, escuelas, etc.); a las militantes de partidos u organizaciones políticas y sindicales, aceptando de buen grado su participación en la lucha política general (con frecuencia en tareas subalternas), pero olvidando siempre las discriminaciones específicas que sufren como mujeres y las causas que las hacen posibles; a las esposas, madres, hermanas, compañeras de los hombres militantes, a las que ha mantenido como excelentes reposos de los guerreros de izquierdas; a las feministas, cuyas voces ha procurado silenciar, a veces ridiculizándolas siguiendo los tópicos generados por el franquismo, a veces acusándolas de distraer la atención de los problemas más serios y urgentes.
Es, por tanto, una historia compleja, sinuosa, silenciada por todos, hoy por hoy poco clarificada y que es necesario que tratemos de recuperar. Sólo así podremos tomar conciencia clara de las dificultades y trampas con que puede toparse la lucha por la liberación de la mujer y procurar que el potencial revolucionario de las mujeres no quede al servicio de intereses que nos sean contrarios.
Dada la realidad en que se ha desarrollado la rebelión de las mujeres durante estos años, conviene distinguir dos niveles:
Este trabajo se centra en este segundo nivel (es decir, no recogemos todas las acciones y luchas en que han participado las mujeres), aunque éste no puede abordarse cabalmente olvidan do el primero, por varias razones:
En primer lugar, porque si partimos de la distinción entre un nivel político y otro feminista no es porque estemos de acuerdo con ella, sino porque históricamente y, en especial durante estos años, se han presentado como opciones paralelas, inconexas, como dos alternativas entre las que había que elegir, a partir de un incorrecto esquema de prioridades cuyo objetivo primero y último era incorporar a las mujeres a la lucha por el bien político general, marginando siempre sus reivindicaciones y despreciando su explotación específica. Nos parece también necesario señalar esta diferenciación para clarificar, así, lo que es o intenta ser el feminismo de lo que ha sido y es mera utilización política de las mujeres.
Además, en la práctica, ambos niveles, ambas opciones, no pueden separarse tan tajantemente: la incorporación de las mujeres a la lucha política general, aun en acciones de solidaridad con las protagonizadas por los hombres, supone, eh sí misma, un primer acto feminista en cuanto contradice el papel tradicional pasivo asignado a la mujer, y esto a pesar de que con frecuencia estas mujeres no han tomado conciencia de su rebelión feminista, e incluso se han declarado y se declaran contrarias al feminismo. Algunas de ellas han llegado a planteamientos feministas al constatar que sus esfuerzos por estar a la altura de los hombres en el trabajo asalariado y en la actividad política resultaban estériles, pues seguían sufriendo una serie de discriminaciones específicas, discriminaciones que se daban en el seno mismo de las organizaciones políticas y sindicales. Y, en general, las mujeres con una clara conciencia feminista, conscientes de que la liberación de la mujer sólo podrá lograrse con un cambio social revolucionario, han mantenido un compromiso político, militando o no en partidos, organizaciones sindicales, movimientos de masas diversos, etc.
Importa señalar también que si bien el feminismo a partir de 1939 ha sido combatido desde la derecha y desde la izquierda, y sólo recientemente, ante el auge que está tomando, se admite su legitimidad histórica y revolucionaria (aunque todavía con reservas), la rebelión feminista no es un fenómeno nuevo con un par de años de existencia (basta consultar la Cronología de este libro) sino que tiene una tradición no por desconocida y olvidada menos importante. Una tradición en la que cabría señalar tres etapas:
Así pues, la i de lo que en la actualidad podemos englobar como Movimiento de Liberación de la Mujer en el Estado español, no puede trazarse ni comprenderse sin hacer referencia a las organizaciones y luchas de grupos de mujeres anteriores al Año Internacional de la Mujer. Los problemas que tiene este recién nacido Movimiento están en gran parte condicionados por estas experiencias. Por ello, hablaremos aquí de las organizaciones de mujeres, feministas y no feministas, si bien nos centraremos en las que han podido sentar las bases o tener más incidencia en la configuración del feminismo actual.
Además de los grupos que se citan, han existido y existen otros, pero se omite hablar de ellos, bien por considerar que su aportación al actual Movimiento de Liberación de la Mujer es ínfima, bien -razón también muy probable- por falta de cono cimiento de su tarea. Por lo que agradeceríamos cualquier rectificación o aportación a este trabajo, que presentamos tan sólo como unos apuntes para una historia de la rebelión feminista bajo el franquismo, y no por tópica modestia sino porque realmente, hoy por hoy, dadas las condiciones de clandestinidad en que hemos vivido durante estos cuarenta años, y las más específicas en que se han tenido que desarrollar los grupos de mujeres, no es posible elaborar una historia definitiva de la lucha de las mujeres y su culminación en un movimiento feminista, sino que es necesario tratar de recuperar poco a poco nuestra historia a partir de aportaciones siempre abiertas a críticas, rectificaciones y nuevas informaciones.
Otra cuestión que importa aclarar antes de seguir: el término Movimiento de Liberación de la Mujer sólo puede utilizarse en la actualidad para englobar todos los grupos de mujeres que, de una u otra forma, están interesados por esta problemática pero, en propiedad, todavía no puede hablarse de un Movimiento de Liberación de la Mujer definido, clarificado, mínimamente estructurado (aunque algunos grupos se autocalifiquen así). Hoy, dentro de lo que podemos considerar como Movimiento de Liberación de la Mujer en el Estado español, existen tendencias y grupos muy diversos, unos más definidos que otros, algunos ni siquiera clara mente feministas. Y estas tendencias empezaron a dibujarse en las 1 Jornadas por la Liberación de la Mujer.
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